La enfermedad celíaca
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La enfermedad celíaca es una afección autoinmune permanente que causa intolerancia al gluten, dañando el intestino delgado y provocando síntomas gastrointestinales. El único tratamiento actualmente aceptado es una dieta estricta sin gluten (DSG). Sin embargo, incluso con la DSG, hasta un 40% de los pacientes pueden seguir experimentando síntomas persistentes.
En este contexto, los probióticos han surgido como una posible terapia complementaria para la enfermedad celíaca, ya que pueden ayudar a aliviar los síntomas gastrointestinales, mejorar la disbiosis (desequilibrio de la microbiota intestinal) y modular la respuesta inmune.
¿Qué buscar en un probiótico para celíacos?
Es fundamental que cualquier probiótico para celíacos sea completamente libre de gluten y que su fabricación garantice la ausencia de contaminación cruzada. Además, algunas cepas han demostrado beneficios específicos:
Bifidobacterium lactis (HN019, Bb-12, Bl-04):
Ha mostrado efectos protectores sobre las células epiteliales intestinales alteradas en la enfermedad celíaca, ayuda a restaurar la flora intestinal, y puede modular aspectos del sistema inmune.
Bifidobacterium longum (CECT 7347):
En estudios, ha reducido los niveles de TNF-α (un marcador inflamatorio) y aumentado los niveles de IL-10 (antiinflamatorio), lo que sugiere una acción antiinflamatoria en la mucosa intestinal y una mejora de la función de la barrera intestinal. También se ha investigado su papel en niños recién diagnosticados.
Lactobacillus reuteri:
Algunos estudios sugieren que puede reducir la inflamación y mejorar la función de la barrera intestinal.
Lactobacillus plantarum (CECT7315 y CECT7316):
Puede tener efectos inmunoestimuladores y antiinflamatorios en la mucosa intestinal.
Lactobacillus acidophilus, L. casei, L. delbrueckii subsp. bulgaricus, y Streptococcus thermophilus:
Algunas de estas cepas han demostrado la capacidad de digerir polipéptidos del gluten y tener efectos antiinflamatorios.
Lactobacillus fermentum: Ha demostrado reducir el daño ocasionado por los péptidos derivados del gluten en estudios in vitro.
Lactobacillus rhamnosus (GG):
Aunque más conocido por su utilidad en diarreas, también se estudia su potencial en la enfermedad celíaca.
Saccharomyces boulardii: Esta levadura probiótica también es una opción a considerar.
Bacillus subtilis:
Algunas cepas, como B. subtilis DG101, han sido estudiadas por su potencial para prevenir y combatir la enfermedad celíaca.
Consideraciones importantes:
Evidencia científica:
Aunque hay estudios prometedores, se necesitan más investigaciones que evidencien los beneficios del uso de probióticos como alternativa terapéutica principal. Son un complemento, no un sustituto de la dieta sin gluten.
Formulación sin gluten:
Asegúrate de que el probiótico que elijas esté específicamente etiquetado como "sin gluten" y que el fabricante

garantice la ausencia de contaminación cruzada en su proceso de producción.
Algunas marcas, como Lactoflora, mencionan que toda su gama es apta para celíacos.
Productos como "Gluten Protect Probiótico Ecológico – Natural Pharma Labs" o "B-FIT B Probio" se comercializan como libres de gluten.
Consulta médica: Siempre es recomendable hablar con un médico o un dietista-nutricionista antes de comenzar a tomar cualquier suplemento, incluidos los probióticos, especialmente si tienes una enfermedad como la celíaca.
Ellos podrán orientarte sobre la cepa y dosis más adecuadas para tu caso particular.
En resumen, no hay un "mejor" probiótico universal para celíacos, ya que la respuesta puede variar entre individuos. Sin embargo, las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, especialmente B. lactis, B. longum y L. reuteri, son las que han mostrado mayor potencial en estudios y son las más recomendadas para investigar. Lo más importante es que cualquier probiótico que elijas sea seguro y libre de gluten.
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